domingo, 24 de abril de 2011

oso frontino o de anteojos




Clasificación Taxonómica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Subfilo:Vertebrata
Clase:Mammalia
Subclase:Theria
Infraclase:Placentalia
Orden:Carnivora
Suborden:Caniformia
Familia:Ursidae
Subfamilia:Ursinae
Género:Tremarctos
Especie:T. ornatus
Nomeclatura Binomial
Tremarctos ornatus
El oso frontino, “andino” o “de anteojos”, Tremarctos ornatus (F. Cuvier 1825), es el único representante de la familia Ursidae que habita en América del Sur. Su distribución comprende las áreas montañosas andinas de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia; existiendo reportes aislados para el sudeste de Panamá (frontera con Colombia), y al norte de Argentina en la frontera con Bolivia.
Dentro de esta amplia área de distribución geográfica, el oso frontino ocupa una gran diversidad de hábitats en pisos altitudinales que van desde los 250 hasta un poco más de los 4.000 metros sobre el nivel del mar.
En Venezuela la distribución reportada del oso frontino comprende las áreas silvestres (bosques y páramos) a lo largo de la Cordillera de Mérida, Macizo de El Tamá y la Sierra de Perijá.
Las áreas identificadas con presencia confirmada o probable son las siguientes:
Estado Lara:
1. Cerro El Pingano – Fila El Frío – Cabeceras Río Bocoy. Municipio Jiménez a 25 Km., Este-Noreste de Acarigua.
2. Cerro Llorón – Fila Los Ranchitos – Fila Miracuy. Municipio Jiménez a 42 Km. al Este de Acarigua.
3. Cerro María Lionza (*), límite entre los Municipios Morán (Lara) y Guanare (Portuguesa), 21 Km. al Sur-Suroeste de Guaríco.
4. Fila La Escalera – Fila Miracuy.
5. Montaña El Junquito – Montaña de Villanueva (*)
5. Páramo Los Nepes – Cerro El Cepo (*), Municipio Morán, 9 Km. al Sur de Barbacoas.
Estado Trujillo:
1. Montañas al Sureste de Chejendé (*), Municipio Carache.
2. Páramo Guaramacal – Páramo de Agua Fría, Municipio Boconó, 5 Km. al Sureste de Boconó.
3. Fila Llano Grande – Páramo Masparro, 3 Km. al Sureste de Niquitao.
Estado Mérida:
1. Páramo de Don Pedro – Serranía de Santo Domingo. Vertiente Sur de la Sierra Nevada de Mérida.
2. Loma San Antonio – Páramo del Oro (*). Vertiente Norte de la Sierra Nevada de Mérida.
3. Páramo de Aricagua – Páramo de Buenos Aires. Municipios Libertador y Arzobispo Chacón.
4. Páramo de Altamira – Páramo El Serrucho – Fila de Mucutiris (*), entre los Ríos Nuestra Señora, Chama y Mucutuy.
5. Páramo Las Tapias- Río Negro – El Molino.
6. Fila Santa Rosa – Montañas de Caparo.
7. Páramo El Escorial.
8. Páramo de Los Conejos – Piedras Blancas.
9. Valle Grande – La Pedregosa – Las Gonzáles.
10. Páramo El Tambor.
Estado Táchira:
1. Páramo Batallón – Páramo del Oso – Filo de Caricuena (*), Municipio Jauregui, 3 Km. al Sur de La Grita.
2. Sierra La Maravilla, 5 Km, al Este de San Cristóbal.
3. Páramo La Revancha – Cerro Urumal – Serranía de Burgua.
Estado Zulia:
1. Serranía de Valledupar – Sierra de Motilones, Municipio Perijá.
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INTERVALO ALTITUDINAL
El límite altitudinal inferior de la distribución del oso frontino en Venezuela fue reportado aproximadamente a los 800 m.s.n.m., siendo este delimitado principalmente por los asentamientos humanos a la largo de las vegas de los ríos y en las áreas de relieve más moderado en el piedemonte andino. Sin embargo, no se descarta la presencia de individuos de esta especie por debajo de los 800 m.s.n.m. en áreas silvestres no intervenidas.
El límite altitudinal superior de la presencia del animal corresponde con el ecotono páramo – selva nublada entre los 2900 y los 3200 m.s.n.m., ya que si bien el oso frontino utiliza ciertas recursos en el páramo andino, no podemos hablar de él como un animal paramero, sino como un residente de los bosques nublados que usa ocasionalmente del páramo.
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DE LA ESPECIE
Con respecto a los demás úrsidos, el oso frontino es de tamaño intermedio, midiendo el macho adulto entre 1,5 y 2 metros de largo (longitud cabeza-cuerpo) y la hembra 2/3 del tamaño del macho.
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El pelaje es usualmente negro, pero algunos individuos pueden presentar tonalidades castañas. Una característica sobresaliente en estos osos es la presencia de marcas de coloración blanca o amarillenta en el hocico, alrededor de los ojos, cuello y pecho. La forma y extensión de las mismas varía entre los individuos y no es raro observar ejemplares totalmente negros. Esta variación ha sido base para una amplia designación de nombres comunes a lo largo de su área de distribución.
La forma del cráneo de Tremarctos ornatus se asemeja mucho a la del panda gigante (Ailuropoda melanoleuca). Esto se debe a la presencia de un músculo zygomático mandibular muy desarrollado y un hocico relativamente corto en relación con el cuerpo. Además, estos osos tienen el cuarto premolar y los molares adaptados para masticar y triturar vegetación fibrosa. El oso frontino presenta una fórmula dental de 42 piezas al igual que la mayoría de los úrsidos.
HÁBITOS
El oso frontino es aparentemente un animal solitario. Sin embargo, existen reportes de grupos de hasta ocho individuos comiendo juntos durante la época de fructificación de ciertas plantas del bosque nublado. Los osos frontinos pueden estar activos a cualquier hora del día. Son excelentes trepadores y pueden pasar bastante tiempo en las ramas más altas de los árboles, en donde se alimentan principalmente de frutas y bromelias epifitas, o simplemente descansan en plataformas que se asemejan a nidos, construidas con ramas y hojas.
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La dieta reportada para el oso frontino es muy variada y está compuesta básicamente por materia vegetal, aunque también se alimenta de insectos, aves y pequeños mamíferos. En ocasiones puede causar daños al ganado vacuno en sitios alejados a los asentamientos humanos, donde los rebaños no son supervisados con frecuencia.

Dieta de origen vegetal reportada para el oso frontino Tremarctos ornatus en Los Andes de Venezuela.
Especie
Familia
Anthurium sp.Araceae
Gregia colombianaBromeliaceae
Guzmania mitisBromeliaceae
Guzmania monostachiaBromeliaceae
Guzmania squarrosaBromeliaceae
Pitcairnia nubigenaBromeliaceae
Puya aristeguietaeBromeliaceae
Puya venezuelensisBromeliaceae
Tillandsia bifloraBromeliaceae
Tillandsia complanataBromeliaceae
Tillandsia fendleriBromeliaceae
Tillandsia shultzeiBromeliaceae
Tillandsia tetranthaBromeliaceae
Asplundia moritzianaCyclantaceae
Rhynchaspora sp.Cyperaceae
Gaultheria sp.Ericaceae
Vaccinium sp.Ericaceae
Clussia multifloraGuttiferae
Havetia sp.Guttiferae
Billia columbianaHipocastanaceae
Aniba cicatricosaLauraceae
Beilshmiedia sulcataLauraceae
Ocotea karstenianaLauraceae
Phoebe cinamomifoliaLauraceae
Lecythis ollariaLecythidaceae
Ficus velutinaMoraceae
Psidium caudatumMyrtaceae
Bactris sp.Palmae
Catoblastus sp.Palmae
Ceroxylon sp.Palmae
Euterpe sp.Palmae
Chusquea sp.Poaceae
Neurolepis sp.Poaceae
Decussocarpus rospigliossiPodocarpaceae
Prunus moritzianaRosaceae
Rubus floribundusRosaceae
Chrysophylum caimitoSapotaceae
El oso frontino es una de estas especies cuya observación directa es difícil y la información sobre su historia natural se basa mayormente en la interpretación de señales. Sin embargo, como todo mamífero de gran tamaño, el oso frontino deja una gran cantidad de huellas y señales de actividad, las cuales, una vez que son conocidas, permiten con relativa facilidad detectar su presencia y realizar seguimientos y estudios más complejos.
SONIDOS SALVAJES
Por lo general, el oso frontino no produce muchos sonidos en su hábitat natural y sus vocalizaciones no se dejan oír fácilmente ya que andan solos mucho tiempo. Sin embargo, para esas ocasiones cuando los osos encuentran a sus congéneres – o cuando desean encontrarse con ellos – cuentan con un amplio repertorio de vocalizaciones a su disposición.
El sonido más común del oso frontino adulto parece un “gorjeo”, como el sonido de un pájaro, el cual es una llamada social para el contacto. Cuando una hembra está en celo, ella emite constantemente esos “gorjeos”. El oso frontino también emite “gemidos” muy fuertes, “rugidos”, “gruñidos” y “ladridos” para indicar un rango social y grados variables de agresión.
REPRODUCCIÓN
Al parecer estos osos no tienen una época fija de reproducción en estado silvestre, ya que se han observado osas con crías en diferentes meses del año. En cautiverio, el período de estro ha sido estimado entre 3-14 días con cópulas que ocurren de 2 a 8 veces por día. La gestación es de 8 a 8 meses y medio.
El número de crías al nacer es de 1 a 3 a tres oseznos. Al nacer tienen los ojos cerrados y pesan unos 300 grs. Abren los ojos después del primer mes. Son de color negro y ostentan el diseño de los anteojos blanco-amarillentos que caracterizan a la especie. El crecimiento de los pequeños se efectúa bastante rápido, a los 180 días de nacido ya pesan 10 Kg.
CONSERVACIÓN DEL OSO FRONTINO EN VENEZUELA
La distribución del oso frontino es localizada y discontinua a lo largo de las zonas boscosas montañosas del occidente del país, concretamente en la Cordillera de Los Andes. Esta Cordillera posee dos ramales divergentes y aislados, que se ramifican desde la Cordillera Oriental de Colombia. El primer ramal, en sentido Norte, es la Sierra de Perijá, con aproximadamente 8.000 Km2 de vertientes boscosas, probablemente el refugio poblacional más importante para la especie en el país. El segundo ramal, en sentido Noreste, es la Cordillera de Mérida, el cual posee alrededor de 13.300 Km2 de vertientes boscosas potenciales para osos, que se encuentran actualmente fragmentados en 4 porciones o bloques silvestres: El Tamá (al suroeste), Central (en el eje de la Sierra Nevada), Dinira y Portuguesa (al noreste).
El intervalo altitudinal de esta especie en Venezuela va desde los 400 hasta los 4.300 m.s.n.m. Sierra de Perijá, Sierra Nevada y El Tamá, son las áreas donde con más frecuencia se observan osos a baja altitud. En el caso de Venezuela, se confirma una generalización observada también en los demás países andinos, acerca de la ubicación de la mayor parte de las localidades reportadas para el oso, por arriba de los 1.000 m.s.n.m.
No existen datos empíricos o de campo sobre estimaciones directas de densidades o números totales, que permitan arrojar conclusiones sobre el estatus poblacional de esta especie. El biólogo Edgard Yerena emprendió la tarea de estimar algunas densidades relativas en el bloque Central de la Cordillera de Mérida, en base al número de osos cazados en áreas relativamente confinadas y en base a estimaciones subjetivas de guías locales (baquianos) y cazadores. Estos estimados arrojaron un promedio de 0,04 individuos/Km2, es decir 1 oso por cada 25 Km2. Esta densidad se considera bastante baja y, extrapolándola a la cantidad total de hábitats boscosos disponibles en este bloque Central, entre los estados Trujillo, Barinas, Mérida y parte del Táchira (459,872 ha.) dio un total de 183 individuos. Tomando en cuenta otros criterios, tales como estimaciones de densidad y área de vivienda teóricas, en base al peso promedio corporal de la especie, los resultados sobre el número posible de osos en este sector de la cordillera son muy variables y poco concluyentes, considerándose realista, sin embargo, asumir que existe un número inferior a los 1.000 individuos.
Para el año 1992 la cantidad total de hábitat para el oso disponible en Venezuela se estimó en 21.400 Km2. En cualquier caso, aun hoy la cifra posible de osos en todo el país, puede que no exceda el millar de individuos. Su estatus puede considerarse entre “Vulnerable” y “En Peligro”, según los criterios de la Comisión de Supervivencia de Especies (CSE) de laUnión Mundial para la Naturaleza (IUCN).  El gobierno lo cataloga como especie “En Peligro”, según Decreto Nº 1486 de fecha 11/09/96 firmado por el Ministerio del Ambiente y de Los Recursos Naturales (M.A.R.N). Esta misma dependencia promueve la protección de la especie mediante su inclusión en el Decreto de Veda indefinida (Nº 1485 de fecha 11/09/96), el cual prohíbe su cacería en todo el territorio nacional. Así mismo, el Libro Rojo de la Fauna Venezolana cataloga al oso frontino como “En Peligro”.
La principal causa de la posible disminución poblacional de osos en Venezuela radica en la cacería furtiva: Se ha estimado un promedio de 2,47 osos cazados por año en los últimos 80 años, solamente en el tramo Central de la cordillera, donde probablemente no existan más de unos pocos centenares de individuos; ésta cifra con seguridad está subestimada con respecto a la realidad. La presión de caza, indudablemente está produciendo efectos muy negativos en las poblaciones silvestres. Las razones para su caza son esencialmente culturales y económicas. Dentro del primer grupo se considera primordialmente la valoración de la “hombría” asociada al cazador que da muerte a un oso, muy ligado al miedo que inspira el animal por su tamaño y aspecto. Igualmente, dentro de estos aspectos culturales, se aprecia la cacería para el aprovechamiento de ciertas partes del animal, tales como grasa, huesos, báculum (hueso peneano) y sangre, con fines mágico-curativos. También se tiene la apreciación de que el aprovechamiento de su carne comestible es una razón importante para su cacería, la cual es “oportunista” y generalmente no planificada. Los cueros y garras, son generalmente conservados como trofeos de valor secundario y como prueba de la cacería. Se estima que un oso muerto puede generar ingresos relativamente importantes para un campesino pobre. A pesar de esto, no se ha detectado algún tráfico comercial de sus partes, que tenga cierta relevancia. La razón económica de su cacería, específicamente se refiere a la eliminación de osos acusados de ser depredadores de ganado vacuno y ovino, los cuales eventualmente pueden causar importantes pérdidas, especialmente a pequeños productores del páramo.
La pérdida de hábitat puede considerarse como la segunda causa más importante que amenaza a las poblaciones de osos: las cuales actualmente están confinadas a los espacios naturales que han escapado a la actividad agropecuaria humana. Con la llegada de los colonizadores europeos, a comienzos de los años 1.500, se comenzó un proceso de contracción de las áreas silvestres, especialmente las ubicadas en los valles intramontanos, terrazas y en general, aquellas con climas moderados y estacionales (bosques semidecíduos y siempreverdes). El máximo de expansión agrícola en los Andes Venezolanos puede haberse alcanzado en las primeras décadas del siglo XX, presentándose un fenómeno de recuperación de áreas intervenidas, a partir de la década de 1940. Sin embargo, las selvas húmedas del piedemonte de la cordillera, tanto de la vertiente del llano como en la del Lago de Maracaibo, las cuales probablemente fueron hábitats de osos, experimentaron por primera vez en los años 50, una rápida y fuerte transformación hacia plantaciones y potreros ganaderos. Esta pérdida se ha estimado en el piedemonte llanero en 12.890 Km2. o 67,5% del bosque original. Actualmente la agricultura está creciendo nuevamente, intensificándose en las áreas tradicionales y reincidiendo en zonas abandonadas, debido a la nueva rentabilidad de la actividad.
Una amenaza a corto plazo más concreta que la pérdida directa de hábitat lo constituye la fragmentación y consecuente aislamiento de sectores boscosos: Esto es particularmente patente en la Sierra de Portuguesa, Dinira y El Tamá. Para el año 1986 existían solo cinco (5) parques nacionales en el intervalo de distribución del oso frontino: 1- Sierra Nevada, 2- Yacambú (para entonces con 14.580 has.), 3- Terepaima, 4- Sierra de Perijá y 5- El Tamá. En el año 1985, a raíz del inicio de los primeros trabajos de campo sobre ecología y conservación de esta especie a cargo de los biólogos Edgard Yerena e Isaac Goldstein, así como de los resultados de las iniciativas de divulgación acometidas por diferentes organizaciones, se logró incrementar el área protegida al número actual de doce (12) parques nacionales en el área de distribución del oso frontino.
Estos nuevos parques fueron en orden cronológico: 6- Guaramacal (1988), 7- Dinira (1988), 8- Páramos El Batallón y La Negra (1989), 9- Chorro El lndio (1989), 10- Sierra de La Culata (1989), 11 – El Guache (1992) y 12- Tapo-Caparo (1993).
Un enfoque de mantenimiento de la integridad ecológica a largo plazo, ha prevalecido en el diseño de éstas áreas silvestres protegidas, habiéndose considerado muy especialmente las necesidades ecológicas del oso frontino. En este sentido, varios de los anteriores parques nacionales han sido conjugados de manera tal que sus límites sean contiguos, generándose así las siguientes grandes unidades de conservación: A) Tapo Caparo – Sierra Nevada – Sierra de La Culata; B) Páramos El Batallón y La Negra – Chorro El Indio y C) Yacambú – El Guache. Además, dos (2) parques nacionales hacen frontera internacional con otros dos (2) parques nacionales de la República de Colombia, generándose dos grandes unidades de conservación fronterizas, claves para la conservación de la especie: D) Sierra de Perijá (Venezuela) – Catatumbo-Barí (Colombia) y E) El Tamá (Venezuela) – Tamá (Colombia).
En los últimos 10 años la imagen del oso frontino  ha experimentado un incremento vertiginoso como símbolo de conservación. De ser una especie absolutamente desconocida a nivel del gran público, ha pasado a ser un símbolo emblemático del conservacionismo, nombrado incluso con cierta frecuencia por los políticos. Esto se ha logrado con un modesto, pero efectivo impulso inicial de divulgación y sensibilización conducido por la organización pionera PROVITA, junto a FUDENA, INPARQUES, Universidad de Los Andes, Empresas Polar, diversas empresas de Petróleos de Venezuela, Gobernación del Estado Mérida, CREE, Brigada Conservacionista Tremarctos ornatus y más recientemente, la Fundación Andígena, quienes lideran actualmente las iniciativas de conservación de la especie en Venezuela. Se ha recibido, igualmente, el apoyo de organizaciones internacionales como 
Wildlife Conservation Society (WCS)Lincoln Park Zoological Gardens, Jersey Wildlife Preservation Trust, People’s Trust for Endangered Species, Calgary Zoological Society, Fondo para la Protección de Los Animales Salvajes (FAPAS) y Cleveland Metroparks Zoo. Como parte de esta estrategia se han producido afiches, folletos, franelas, artesanías, programas de radio y televisión, foros, conferencias, etc. Se ha generado un efecto de “bola de nieve” que ha llevado a numerosas empresas, gremios, organizaciones conservacionistas, etc., a difundir la imagen del oso frontino como un símbolo de la identidad andina. Documentales en la TV. nacional, programas radiales, cobertura por prensa y hasta comerciales de televisión han sido realizados en torno a su figura.
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En 1997, el gobernador del Estado Mérida decretó oficialmente al oso frontino como unos de los símbolos ambientales regionales.
En 1994, un grupo Ad Hoc de especialistas en oso frontino en Venezuela elaboró un Plan de Acción para la conservación de esta especie. Las acciones que propuso dicho documento estuvieron enmarcadas dentro de un gran objetivo fundamental: proponer una estrategia que contribuya a asegurar la conservación del oso frontino a nivel nacional. Para esto se plantearon cinco objetivos generales:

  1. Disminuir y minimizar la cacería furtiva.
  2. Asegurar la existencia de una suficiente cantidad y distribución de hábitats que permita mantener poblaciones silvestres viables.
  3. Incrementar sustancialmente los conocimientos científicos.
  4. Incrementar los niveles de conciencia pública.

    1. Desarrollar las capacidades para un manejo integral de las poblaciones en cautiverio.
De esos cinco objetivos, se considera que el 1, el 4 y el 5 son los que probablemente requieren de mayor empuje en la actualidad, y donde es posible proponer un aporte significativo por parte del trabajo cooperativo.
Disminuir y minimizar la cacería furtiva: Para el logro de este objetivo es necesario reforzar los mecanismos y la capacidad operativa para combatir el furtivismo en el terreno. Esto debe realizarse con personal especialmente entrenado y equipado, y con aptitud para el trabajo en zonas agrestes. Debe efectuarse dentro de un ambiente de cooperación e información hacia la población campesina, logrando el respeto por la autoridad, acompañándose ésta con una labor pedagógica. A los programas de protección y guardería de las distintas áreas protegidas, debe dársele máxima prioridad dentro de los planes de manejo. Estas actividades deben ir acompañadas de sugerencias sobre practicas alternas a la cacería, como por ejemplo el ecoturismo. La población local debe percibir beneficios reales y tangibles derivados de una actitud conservacionista hacia la fauna y los recursos naturales en general. Se deben aplicar políticas que disminuyan los conflictos oso-hombre, especialmente en el caso de la ganadería extensiva de páramo; para ello deben fomentarse diferentes modos de producción de la ganadería que minimicen la competencia por el páramo como área de pastoreo. Del mismo modo debe pensarse en iniciar programas de compensación por pérdidas comprobadas de ganado causadas por los osos. Actualmente (2001), Denis Torres adelanta una investigación (Ganadería de Montaña en Hábitats de Grandes Carnívoros. Cuenca del Río Nuestra Señora, Estado Mérida, Venezuela) en la Universidad de los Andes que aportará información y posibles soluciones al respecto.
Incrementar los niveles de conciencia pública: la sociedad venezolana, en todos sus niveles, debe apreciar y apoyar las iniciativas de conservación de esta especie, con pleno conocimiento de todos los beneficios tangibles que se derivan de ello: la producción de agua y energía hidroeléctrica, la conservación de cuencas, el turismo, el ordenamiento territorial, el mantenimiento de la biodiversidad. Para ello deben utilizarse todos los recursos disponibles para una difusión masiva y efectiva, con especial énfasis en medios de gran alcance como el radial. Esa difusión debe llevarse de forma intensiva y de educación formal e informal, especialmente a la población campesina que convive dentro y en los alrededores de los hábitats del oso frontino. Aquí deben localizarse los esfuerzos mayoritarios a fin de apoyar el logro de los dos primeros objetivos de este plan de acción. El logro de la conservación del oso es clave para la identidad andina de Venezuela. Esta faceta puede establecer un objetivo común de integración con el resto de los países andinos, el cual puede ser muy positivo en el campo de la cooperación técnica y científica a nivel inter-regional.
Desarrollar las capacidades para un manejo integral de las poblaciones en cautiverio: Este objetivo tiene un doble propósito, por una parte apoyar las estrategias de conservación in situex situ, y por otra, contribuir al logro de los objetivos de educación. Paralelamente a los esfuerzos del mantenimiento de las actuales poblaciones silvestres, debe generarse un reservorio genético en cautiverio, así como de tecnologías que permitan un eventual reforzamiento de dichas poblaciones, lo cual puede ser una necesidad perentoria a mediano o largo plazo. Los parques zoológicos deben entrar a jugar un papel más activo en la promoción de la conciencia y la educación conservacionista de esta especie, debiendo ser particularmente activos en este objetivo los parques ubicados en el área de distribución de la especie. Debe profundizarse la cooperación internacional en el campo del manejo en cautiverio e insertarse en las coordinaciones internacionales que existan para el manejo ex situ de esta especie.

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