domingo, 24 de abril de 2011

Conservacion del Oso Frontino en Merida

La distribuci�n del oso frontino es localizada y discontinua a lo largo de las zonas boscosas monta�osas del occidente del pa�s, concretamente en la Cordillera de Los Andes. Esta Cordillera posee dos ramales divergentes y aislados, que se ramifican desde la Cordillera Oriental de Colombia. El primer ramal, en sentido Norte, es la Sierra de Perij�, con aproximadamente 8.000 Km2 de vertientes boscosas, probablemente el refugio poblacional m�s importante para la especie en el pa�s. El segundo ramal, en sentido Noreste, es la Cordillera de M�rida, el cual posee alrededor de 13.300 Km2 de vertientes boscosas potenciales para osos, que se encuentran actualmente fragmentados en 4 porciones o bloques silvestres: El Tam� (al suroeste), Central (en el eje de la Sierra Nevada), Dinira y Portuguesa (al noreste).

El intervalo altitudinal de esta especie en Venezuela va desde los 400 hasta los 4.300 m.s.n.m. Sierra de Perij�, Sierra Nevada y El Tam�, son las �reas donde con m�s frecuencia se observan osos a baja altitud. En el caso de Venezuela, se confirma una generalizaci�n observada tambi�n en los dem�s pa�ses andinos, acerca de la ubicaci�n de la mayor parte de las localidades reportadas para el oso, por arriba de los 1.000 m.s.n.m.
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No existen datos emp�ricos o de campo sobre estimaciones directas de densidades o n�meros totales, que permitan arrojar conclusiones sobre el estatus poblacional de esta especie. El bi�logo Edgard Yerena emprendi� la tarea de estimar algunas densidades relativas en el bloque Central de la Cordillera de M�rida, en base al n�mero de osos cazados en �reas relativamente confinadas y en base a estimaciones subjetivas de gu�as locales (baquianos) y cazadores. Estos estimados arrojaron un promedio de 0,04 individuos/Km2, es decir 1 oso por cada 25 Km2. Esta densidad se considera bastante baja y, extrapol�ndola a la cantidad total de h�bitats boscosos disponibles en este bloque Central, entre los estados Trujillo, Barinas, M�rida y parte del T�chira (459,872 ha.) dio un total de 183 individuos. Tomando en cuenta otros criterios, tales como estimaciones de densidad y �rea de vivienda te�ricas, en base al peso promedio corporal de la especie, los resultados sobre el n�mero posible de osos en este sector de la cordillera son muy variables y poco concluyentes, consider�ndose realista, sin embargo, asumir que existe un n�mero inferior a los 1.000 individuos. 
Para el a�o 1992 la cantidad total de h�bitat para el oso disponible en Venezuela se estim� en 21.400 Km2. En cualquier caso, aun hoy la cifra posible de osos en todo el pa�s, puede que no exceda el millar de individuos. Su estatus puede considerarse entre "Vulnerable" y "En Peligro", seg�n los criterios de la Comisi�n de Supervivencia de Especies (CSE) de la Uni�n Mundial para la Naturaleza (IUCN).  El gobierno lo cataloga como especie "En Peligro", seg�n Decreto N� 1486 de fecha 11/09/96 firmado por el Ministerio del Ambiente y de Los Recursos Naturales (M.A.R.N). Esta misma dependencia promueve la protecci�n de la especie mediante su inclusi�n en el Decreto de Veda indefinida (N� 1485 de fecha 11/09/96), el cual proh�be su cacer�a en todo el territorio nacional. As� mismo, el Libro Rojo de la Fauna Venezolana cataloga al oso frontino como "En Peligro".
Caceria_oso frontino.jpg (68038 bytes)Caceria_oso_patas.jpg (65044 bytes)La principal causa de la posible disminuci�n poblacional de osos en Venezuela radica en la cacer�a furtiva. Se ha estimado un promedio de 2,47 osos cazados por a�o en los �ltimos 80 a�os, solamente en el tramo Central de la cordillera, donde probablemente no existan m�s de unos pocos centenares de individuos; �sta cifra con seguridad est� subestimada con respecto a la realidad. La presi�n de caza, indudablemente est� produciendo efectos muy negativos en las poblaciones silvestres. Las razones para su caza son esencialmente culturales y econ�micas. Dentro del primer grupo se considera primordialmente la valoraci�n de la "hombr�a" asociada al cazador que da muerte a un oso, muy ligado al miedo que inspira el animal por su tama�o y aspecto. Igualmente, dentro de estos aspectos culturales, se aprecia la cacer�a para el aprovechamiento de ciertas partes del animal, tales como grasa, huesos, b�culum (hueso peneano) y sangre, con fines m�gico-curativos. Tambi�n se tiene la apreciaci�n de que el aprovechamiento de su carne comestible es una raz�n importante para su cacer�a, la cual es "oportunista" y generalmente no planificada. Los cueros y garras, son generalmente conservados como trofeos de valor secundario y como prueba de la cacer�a. Se estima que un oso muerto puede generar ingresos relativamente importantes para un campesino pobre. A pesar de esto, no se ha detectado alg�n tr�fico comercial de sus partes, que tenga cierta relevancia. La raz�n econ�mica de su cacer�a, espec�ficamente se refiere a la eliminaci�n de osos acusados de ser depredadores de ganado vacuno y ovino, los cuales eventualmente pueden causar importantes p�rdidas, especialmente a peque�os productores del p�ramo.
Deforestacion_piedemonte.jpg (69475 bytes)La p�rdida de h�bitat puede considerarse como la segunda causa m�s importante que amenaza a las poblaciones de osos, las cuales actualmente est�n confinadas a los espacios naturales que han escapado a la actividad agropecuaria humana. Con la llegada de los colonizadores europeos, a comienzos de los a�os 1.500, se comenz� un proceso de contracci�n de las �reas silvestres, especialmente las ubicadas en los valles intramontanos, terrazas y en general, aquellas con climas moderados y estacionales (bosques semidec�duos y siempreverdes). El m�ximo de expansi�n agr�cola en los Andes Venezolanos puede haberse alcanzado en las primeras d�cadas del siglo XX, present�ndose un fen�meno de recuperaci�n de �reas intervenidas, a partir de la d�cada de 1940. Sin embargo, las selvas h�medas del piedemonte de la cordillera, tanto de la vertiente del llano como en la del Lago de Maracaibo, las cuales probablemente fueron h�bitats de osos, experimentaron por primera vez en los a�os 50, una r�pida y fuerte transformaci�n hacia plantaciones y potreros ganaderos. Esta p�rdida se ha estimado en el piedemonte llanero en 12.890 Km2. o 67,5% del bosque original. Actualmente la agricultura est� creciendo nuevamente, intensific�ndose en las �reas tradicionales y reincidiendo en zonas abandonadas, debido a la nueva rentabilidad de la actividad.
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Una amenaza a corto plazo m�s concreta que la p�rdida directa de h�bitat lo constituye la fragmentaci�n y consecuente aislamiento de sectores boscosos. Esto es particularmente patente en la Sierra de Portuguesa, Dinira y El Tam�.
Para el a�o 1986 exist�an solo cinco (5) parques nacionales en el intervalo de distribuci�n del oso frontino: 1- Sierra Nevada, 2- Yacamb� (para entonces con 14.580 has.), 3- Terepaima, 4- Sierra de Perij� y 5- El Tam�. En el a�o 1985, a ra�z del inicio de los primeros trabajos de campo sobre ecolog�a y conservaci�n de esta especie a cargo de los bi�logos Edgard Yerena e Isaac Goldstein, as� como de los resultados de las iniciativas de divulgaci�n acometidas por diferentes organizaciones, se logr� incrementar el �rea protegida al n�mero actual de doce (12) parques nacionales en el �rea de distribuci�n del oso frontino.
Estos nuevos parques fueron en orden cronol�gico: 6- Guaramacal (1988), 7- Dinira (1988), 8- P�ramos El Batall�n y La Negra (1989), 9- Chorro El lndio (1989), 10- Sierra de La Culata (1989), 11 - El Guache (1992) y 12- Tapo-Caparo (1993).
Parques Nacionales de la Cordillera Andina en Venezuela.
Parque Nacional
Superficie (ha)
Estados
Intervalo Altitudinal (m.s.n.m.)
Yacamb�
24.580
Lara
1.400 - 2.160
Terepaima
18.650
Lara, Portuguesa
300 - 1.675
Dinira
45.328
Lara, Trujillo, Portuguesa
1.400 - 3.500
Guaramacal
21.000
Trujillo, Portuguesa
1.500 - 3.100
Guache
12.200
Portuguesa, Lara
800 - 1.700
Sierra de La Culata
200.400
M�rida, Trujillo
800 - 4.700
Sierra Nevada
276.446
M�rida, Barinas
300 - 5.007
Tapo-Caparo
205.000
Barinas, M�rida, T�chira
400 - 2.800
P�ramos El Batall�n y La Negra
95.200
M�rida, T�chira
1.200 - 3.900
Chorro El Indio
17.000
T�chira
800 - 2.600
El Tam�
139.000
T�chira, Apure
320 - 3.500
Sierra de Perij�
295.288
Zulia
200 - 3.500
Un enfoque de mantenimiento de la integridad ecol�gica a largo plazo, ha prevalecido en el dise�o de �stas �reas silvestres protegidas, habi�ndose considerado muy especialmente las necesidades ecol�gicas del oso frontino. En este sentido, varios de los anteriores parques nacionales han sido conjugados de manera tal que sus l�mites sean contiguos, gener�ndose as� las siguientes grandes unidades de conservaci�n: A) Tapo Caparo - Sierra Nevada - Sierra de La Culata; B) P�ramos El Batall�n y La Negra - Chorro El Indio y C) Yacamb� - El Guache. Adem�s, dos (2) parques nacionales hacen frontera internacional con otros dos (2) parques nacionales de la Rep�blica de Colombia, gener�ndose dos grandes unidades de conservaci�n fronterizas, claves para la conservaci�n de la especie: D) Sierra de Perij� (Ven.) - Catatumbo-Bar� (Col.) y E) El Tam� (Ven.) - Tam� (Col.).
Mapa_parques.jpg (106034 bytes)
Material_educ_oso_Venezuela.jpg (89076 bytes)Senalizacion_Parque Nacional.jpg (88772 bytes)En los �ltimos 10 a�os la imagen del oso frontino  ha experimentado un incremento vertiginoso como s�mbolo de conservaci�n. De ser una especie absolutamente desconocida a nivel del gran p�blico, ha pasado a ser un s�mbolo emblem�tico del conservacionismo, nombrado incluso con cierta frecuencia por los pol�ticos. Esto se ha logrado con un modesto, pero efectivo impulso inicial de divulgaci�n y sensibilizaci�n conducido por la organizaci�n pionera PROVITA, junto a FUDENA, lNPARQUES, Universidad de Los Andes, Empresas Polar, diversas empresas de Petr�leos de Venezuela, Gobernaci�n del Estado M�rida, CREE, Brigada Conservacionista Tremarctos ornatus y m�s recientemente, la Fundaci�n And�genA, quienes lideran actualmente las iniciativas de conservaci�n de la especie en Venezuela. Se ha recibido, igualmente, el apoyo de organizaciones internacionales como Wildlife Conservation Society (WCS), Lincoln Park Zoological Gardens, Jersey Wildlife Preservation Trust, People's Trust for Endangered Species, Calgary Zoological Society, Fondo para la Protecci�n de Los Animales Salvajes (FAPAS) y Cleveland Metroparks Zoo. Como parte de esta estrategia se han producido afiches, folletos, franelas, artesan�as, programas de radio y televisi�n, foros, conferencias, etc. Se ha generado un efecto de "bola de nieve" que ha llevado a numerosas empresas, gremios, organizaciones conservacionistas, etc., a difundir la imagen del oso frontino como un s�mbolo de la identidad andina. Documentales en la TV. nacional, programas radiales, cobertura por prensa y hasta comerciales de televisi�n han sido realizados en torno a su figura.
En 1997, el gobernador del Estado M�rida decret� oficialmente al oso frontino como unos de los s�mbolos ambientales regionales.
En 1994, un grupo Ad Hoc de especialistas en oso frontino en Venezuela elabor� un Plan de Acci�n para la conservaci�n de esta especie. Las acciones que propuso dicho documento estuvieron enmarcadas dentro de un gran objetivo fundamental: proponer una estrategia que contribuya a asegurar la conservaci�n del oso frontino a nivel nacional. Para esto se plantearon cinco objetivos generales:
  1. Disminuir y minimizar la cacer�a furtiva.
  2. Asegurar la existencia de una suficiente cantidad y distribuci�n de h�bitats que permita mantener poblaciones silvestres viables.
  3. Incrementar sustancialmente los conocimientos cient�ficos.
  4. Incrementar los niveles de conciencia p�blica.
  5. Desarrollar las capacidades para un manejo integral de las poblaciones en cautiverio.
De esos cinco objetivos, se considera que el 1, el 4 y el 5 son los que probablemente requieren de mayor empuje en la actualidad, y donde es posible proponer un aporte significativo por parte del trabajo cooperativo.
Disminuir y minimizar la cacer�a furtiva(1): Para el logro de este objetivo es necesario reforzar los mecanismos y la capacidad operativa para combatir el furtivismo en el terreno. Esto debe realizarse con personal especialmente entrenado y equipado, y con aptitud para el trabajo en zonas agrestes. Debe efectuarse dentro de un ambiente de cooperaci�n e informaci�n hacia la poblaci�n campesina, logrando el respeto por la autoridad, acompa��ndose �sta con una labor pedag�gica. A los programas de protecci�n y guarder�a de las distintas �reas protegidas, debe d�rsele m�xima prioridad dentro de los planes de manejo. Estas actividades deben ir acompa�adas de sugerencias sobre practicas alternas a la cacer�a, como por ejemplo el ecoturismo. La poblaci�n local debe percibir beneficios reales y tangibles derivados de una actitud conservacionista hacia la fauna y los recursos naturales en general. Se deben aplicar pol�ticas que disminuyan los conflictos oso-hombre, especialmente en el caso de la ganader�a extensiva de p�ramo; para ello deben fomentarse diferentes modos de producci�n de la ganader�a que minimicen la competencia por el p�ramo como �rea de pastoreo. Del mismo modo debe pensarse en iniciar programas de compensaci�n por p�rdidas comprobadas de ganado causadas por los osos. Actualmente (2001), Denis Torres adelanta una investigaci�n (Ganader�a de Monta�a en H�bitats de Grandes Carn�voros. Cuenca del R�o Nuestra Se�ora, Estado M�rida, Venezuela) en la Universidad de los Andes que aportar� informaci�n y posibles soluciones al respecto.
Incrementar los niveles de conciencia p�blica (4): la sociedad venezolana, en todos sus niveles, debe apreciar y apoyar las iniciativas de conservaci�n de esta especie, con pleno conocimiento de todos los beneficios tangibles que se derivan de ello: la producci�n de agua y energ�a hidroel�ctrica, la conservaci�n de cuencas, el turismo, el ordenamiento territorial, el mantenimiento de la biodiversidad. Para ello deben utilizarse todos los recursos disponibles para una difusi�n masiva y efectiva, con especial �nfasis en medios de gran alcance como el radial. Esa difusi�n debe llevarse de forma intensiva y de educaci�n formal e informal, especialmente a la poblaci�n campesina que convive dentro y en los alrededores de los h�bitats del oso frontino. Aqu� deben localizarse los esfuerzos mayoritarios a fin de apoyar el logro de los dos primeros objetivos de este plan de acci�n. El logro de la conservaci�n del oso es clave para la identidad andina de Venezuela. Esta faceta puede establecer un objetivo com�n de integraci�n con el resto de los pa�ses andinos, el cual puede ser muy positivo en el campo de la cooperaci�n t�cnica y cient�fica a nivel inter-regional.
Desarrollar las capacidades para un manejo integral de las poblaciones en cautiverio (5): Este objetivo tiene un doble prop�sito, por una parte apoyar las estrategias de conservaci�n in situ y ex situ, y por otra, contribuir al logro de los objetivos de educaci�n. Paralelamente a los esfuerzos del mantenimiento de las actuales poblaciones silvestres, debe generarse un reservorio gen�tico en cautiverio, as� como de tecnolog�as que permitan un eventual reforzamiento de dichas poblaciones, lo cual puede ser una necesidad perentoria a mediano o largo plazo. Los parques zool�gicos deben entrar a jugar un papel m�s activo en la promoci�n de la conciencia y la educaci�n conservacionista de esta especie, debiendo ser particularmente activos en este objetivo los parques ubicados en el �rea de distribuci�n de la especie. Debe profundizarse la cooperaci�n internacional en el campo del manejo en cautiverio e insertarse en las coordinaciones internacionales que existan para el manejo ex situ de esta especie.

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