La distribuci�n del oso frontino es localizada y discontinua a lo largo de las zonas boscosas monta�osas del occidente del pa�s, concretamente en la Cordillera de Los Andes. Esta Cordillera posee dos ramales divergentes y aislados, que se ramifican desde la Cordillera Oriental de Colombia. El primer ramal, en sentido Norte, es la Sierra de Perij�, con aproximadamente 8.000 Km2 de vertientes boscosas, probablemente el refugio poblacional m�s importante para la especie en el pa�s. El segundo ramal, en sentido Noreste, es la Cordillera de M�rida, el cual posee alrededor de 13.300 Km2 de vertientes boscosas potenciales para osos, que se encuentran actualmente fragmentados en 4 porciones o bloques silvestres: El Tam� (al suroeste), Central (en el eje de la Sierra Nevada), Dinira y Portuguesa (al noreste).
No existen datos emp�ricos o de campo sobre estimaciones directas de densidades o n�meros totales, que permitan arrojar conclusiones sobre el estatus poblacional de esta especie. El bi�logo Edgard Yerena emprendi� la tarea de estimar algunas densidades relativas en el bloque Central de la Cordillera de M�rida, en base al n�mero de osos cazados en �reas relativamente confinadas y en base a estimaciones subjetivas de gu�as locales (baquianos) y cazadores. Estos estimados arrojaron un promedio de 0,04 individuos/Km2, es decir 1 oso por cada 25 Km2. Esta densidad se considera bastante baja y, extrapol�ndola a la cantidad total de h�bitats boscosos disponibles en este bloque Central, entre los estados Trujillo, Barinas, M�rida y parte del T�chira (459,872 ha.) dio un total de 183 individuos. Tomando en cuenta otros criterios, tales como estimaciones de densidad y �rea de vivienda te�ricas, en base al peso promedio corporal de la especie, los resultados sobre el n�mero posible de osos en este sector de la cordillera son muy variables y poco concluyentes, consider�ndose realista, sin embargo, asumir que existe un n�mero inferior a los 1.000 individuos.
Para el a�o 1992 la cantidad total de h�bitat para el oso disponible en Venezuela se estim� en 21.400 Km2. En cualquier caso, aun hoy la cifra posible de osos en todo el pa�s, puede que no exceda el millar de individuos. Su estatus puede considerarse entre "Vulnerable" y "En Peligro", seg�n los criterios de la Comisi�n de Supervivencia de Especies (CSE) de la Uni�n Mundial para la Naturaleza (IUCN). El gobierno lo cataloga como especie "En Peligro", seg�n Decreto N� 1486 de fecha 11/09/96 firmado por el Ministerio del Ambiente y de Los Recursos Naturales (M.A.R.N). Esta misma dependencia promueve la protecci�n de la especie mediante su inclusi�n en el Decreto de Veda indefinida (N� 1485 de fecha 11/09/96), el cual proh�be su cacer�a en todo el territorio nacional. As� mismo, el Libro Rojo de la Fauna Venezolana cataloga al oso frontino como "En Peligro".

La principal causa de la posible disminuci�n poblacional de osos en Venezuela radica en la cacer�a furtiva. Se ha estimado un promedio de 2,47 osos cazados por a�o en los �ltimos 80 a�os, solamente en el tramo Central de la cordillera, donde probablemente no existan m�s de unos pocos centenares de individuos; �sta cifra con seguridad est� subestimada con respecto a la realidad. La presi�n de caza, indudablemente est� produciendo efectos muy negativos en las poblaciones silvestres. Las razones para su caza son esencialmente culturales y econ�micas. Dentro del primer grupo se considera primordialmente la valoraci�n de la "hombr�a" asociada al cazador que da muerte a un oso, muy ligado al miedo que inspira el animal por su tama�o y aspecto. Igualmente, dentro de estos aspectos culturales, se aprecia la cacer�a para el aprovechamiento de ciertas partes del animal, tales como grasa, huesos, b�culum (hueso peneano) y sangre, con fines m�gico-curativos. Tambi�n se tiene la apreciaci�n de que el aprovechamiento de su carne comestible es una raz�n importante para su cacer�a, la cual es "oportunista" y generalmente no planificada. Los cueros y garras, son generalmente conservados como trofeos de valor secundario y como prueba de la cacer�a. Se estima que un oso muerto puede generar ingresos relativamente importantes para un campesino pobre. A pesar de esto, no se ha detectado alg�n tr�fico comercial de sus partes, que tenga cierta relevancia. La raz�n econ�mica de su cacer�a, espec�ficamente se refiere a la eliminaci�n de osos acusados de ser depredadores de ganado vacuno y ovino, los cuales eventualmente pueden causar importantes p�rdidas, especialmente a peque�os productores del p�ramo.
La p�rdida de h�bitat puede considerarse como la segunda causa m�s importante que amenaza a las poblaciones de osos, las cuales actualmente est�n confinadas a los espacios naturales que han escapado a la actividad agropecuaria humana. Con la llegada de los colonizadores europeos, a comienzos de los a�os 1.500, se comenz� un proceso de contracci�n de las �reas silvestres, especialmente las ubicadas en los valles intramontanos, terrazas y en general, aquellas con climas moderados y estacionales (bosques semidec�duos y siempreverdes). El m�ximo de expansi�n agr�cola en los Andes Venezolanos puede haberse alcanzado en las primeras d�cadas del siglo XX, present�ndose un fen�meno de recuperaci�n de �reas intervenidas, a partir de la d�cada de 1940. Sin embargo, las selvas h�medas del piedemonte de la cordillera, tanto de la vertiente del llano como en la del Lago de Maracaibo, las cuales probablemente fueron h�bitats de osos, experimentaron por primera vez en los a�os 50, una r�pida y fuerte transformaci�n hacia plantaciones y potreros ganaderos. Esta p�rdida se ha estimado en el piedemonte llanero en 12.890 Km2. o 67,5% del bosque original. Actualmente la agricultura est� creciendo nuevamente, intensific�ndose en las �reas tradicionales y reincidiendo en zonas abandonadas, debido a la nueva rentabilidad de la actividad.Para el a�o 1986 exist�an solo cinco (5) parques nacionales en el intervalo de distribuci�n del oso frontino: 1- Sierra Nevada, 2- Yacamb� (para entonces con 14.580 has.), 3- Terepaima, 4- Sierra de Perij� y 5- El Tam�. En el a�o 1985, a ra�z del inicio de los primeros trabajos de campo sobre ecolog�a y conservaci�n de esta especie a cargo de los bi�logos Edgard Yerena e Isaac Goldstein, as� como de los resultados de las iniciativas de divulgaci�n acometidas por diferentes organizaciones, se logr� incrementar el �rea protegida al n�mero actual de doce (12) parques nacionales en el �rea de distribuci�n del oso frontino.
Estos nuevos parques fueron en orden cronol�gico: 6- Guaramacal (1988), 7- Dinira (1988), 8- P�ramos El Batall�n y La Negra (1989), 9- Chorro El lndio (1989), 10- Sierra de La Culata (1989), 11 - El Guache (1992) y 12- Tapo-Caparo (1993).
Parques Nacionales de la Cordillera Andina en Venezuela.
| Parque Nacional | Superficie (ha) | Estados | Intervalo Altitudinal (m.s.n.m.) |
| Yacamb� | 24.580 | Lara | 1.400 - 2.160 |
| Terepaima | 18.650 | Lara, Portuguesa | 300 - 1.675 |
| Dinira | 45.328 | Lara, Trujillo, Portuguesa | 1.400 - 3.500 |
| Guaramacal | 21.000 | Trujillo, Portuguesa | 1.500 - 3.100 |
| Guache | 12.200 | Portuguesa, Lara | 800 - 1.700 |
| Sierra de La Culata | 200.400 | M�rida, Trujillo | 800 - 4.700 |
| Sierra Nevada | 276.446 | M�rida, Barinas | 300 - 5.007 |
| Tapo-Caparo | 205.000 | Barinas, M�rida, T�chira | 400 - 2.800 |
| P�ramos El Batall�n y La Negra | 95.200 | M�rida, T�chira | 1.200 - 3.900 |
| Chorro El Indio | 17.000 | T�chira | 800 - 2.600 |
| El Tam� | 139.000 | T�chira, Apure | 320 - 3.500 |
| Sierra de Perij� | 295.288 | Zulia | 200 - 3.500 |

En los �ltimos 10 a�os la imagen del oso frontino ha experimentado un incremento vertiginoso como s�mbolo de conservaci�n. De ser una especie absolutamente desconocida a nivel del gran p�blico, ha pasado a ser un s�mbolo emblem�tico del conservacionismo, nombrado incluso con cierta frecuencia por los pol�ticos. Esto se ha logrado con un modesto, pero efectivo impulso inicial de divulgaci�n y sensibilizaci�n conducido por la organizaci�n pionera PROVITA, junto a FUDENA, lNPARQUES, Universidad de Los Andes, Empresas Polar, diversas empresas de Petr�leos de Venezuela, Gobernaci�n del Estado M�rida, CREE, Brigada Conservacionista Tremarctos ornatus y m�s recientemente, la Fundaci�n And�genA, quienes lideran actualmente las iniciativas de conservaci�n de la especie en Venezuela. Se ha recibido, igualmente, el apoyo de organizaciones internacionales como Wildlife Conservation Society (WCS), Lincoln Park Zoological Gardens, Jersey Wildlife Preservation Trust, People's Trust for Endangered Species, Calgary Zoological Society, Fondo para la Protecci�n de Los Animales Salvajes (FAPAS) y Cleveland Metroparks Zoo. Como parte de esta estrategia se han producido afiches, folletos, franelas, artesan�as, programas de radio y televisi�n, foros, conferencias, etc. Se ha generado un efecto de "bola de nieve" que ha llevado a numerosas empresas, gremios, organizaciones conservacionistas, etc., a difundir la imagen del oso frontino como un s�mbolo de la identidad andina. Documentales en la TV. nacional, programas radiales, cobertura por prensa y hasta comerciales de televisi�n han sido realizados en torno a su figura.En 1997, el gobernador del Estado M�rida decret� oficialmente al oso frontino como unos de los s�mbolos ambientales regionales.
En 1994, un grupo Ad Hoc de especialistas en oso frontino en Venezuela elabor� un Plan de Acci�n para la conservaci�n de esta especie. Las acciones que propuso dicho documento estuvieron enmarcadas dentro de un gran objetivo fundamental: proponer una estrategia que contribuya a asegurar la conservaci�n del oso frontino a nivel nacional. Para esto se plantearon cinco objetivos generales:
- Disminuir y minimizar la cacer�a furtiva.
- Asegurar la existencia de una suficiente cantidad y distribuci�n de h�bitats que permita mantener poblaciones silvestres viables.
- Incrementar sustancialmente los conocimientos cient�ficos.
- Incrementar los niveles de conciencia p�blica.
- Desarrollar las capacidades para un manejo integral de las poblaciones en cautiverio.
De esos cinco objetivos, se considera que el 1, el 4 y el 5 son los que probablemente requieren de mayor empuje en la actualidad, y donde es posible proponer un aporte significativo por parte del trabajo cooperativo.



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